martes, febrero 2

tostadas que caen del lado de la manteca


Y que vas a hacer hoy,
entonces,
si las mandìbulas que te hacìan respira se acallan de una vez por todas.
Y que serà de los silencios en plena penumbra,
si no se los acompaña con compases de emotiva claridad sonora.
Yo no voy a ser quien pronuncie las consonantes en esta despedida,
serè la que intercale ademanes con vergüenza,
amaneceres con madrugadas frescas y tìmidamente fallecidas.
No pertenezco a tu òrbita, pero sì puedo enfrentarme y adaptarme a tu anatomìa.
Insombio post-cura de un llamado al amor.
Que alguien les avise que los pienso, un rato, intercalados, separados,
juntos, inventàndolos, proyectàndolos, mintièndolos, enfrentàndolos.
Seguir siendo mìnima frente a ellos y ya no saber còmo reaccionar.
Esperar que las cosas se vuelvan esplèndidas porque sì, por inercia, còmo si los ànimos nunca cayeran.
Morirè entre esas sàbanas del desperdicio. Ahì se me va una juventud màs.
Y ahora, en el podio del desmentir, llega la tìpica negaciòn.
Yo no los quise, sòlo los mirè y decidì temblar a cada respiraciòn o suspiro que ellos provocaran...

 
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