martes, junio 29

convengamos


Siempre hay una cajita de crayones que no està completa.
Siempre hay un làpiz que es el preferido, no por el color si no por la sensaciòn
de que èste fue mejor àrbol en una vida pasada.
Siempre hay sensaciones que nos quedan entre la garganta y la cruel neurona.
Siempre hay restos de cigarrillos entre los ceniceros de una pelea matutina y una cena familiar.
Siempre hay comienzos de cuchillos en las ideas impuestas y finales de cucharas soperas en los abrazos tìmidos de despedida.
Siempre queda ese gusto amargo a caramelo de pimienta para la tos, que jamàs existiò y que su efecto nunca te ayudarà.
Yo no sè que es lo que te dan con el desayuno pero siento que tu aliento se proyecta cada vez màs a mi sabor favorito.
Capaz no soy la màs hàbil para atraparte entre càpsulas blandas de el màs denso amor, pero serè la que por primera vez te atrape en el despecho del querer.
Fuerza y voluntad del vòmito del dìa a dìa... no?
sì, no me canso de ser poco agradable.
(de todos modos ya tengo a quien agradarle)

viernes, junio 25

250 (feliz de no tener razòn)

Espantapájaros

No se me importa un pito que las mujeres
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de soportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible

- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar.
Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase,
tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos?

¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo
y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,
volaba del comedor a la despensa.
Volando me preparaba el baño, la camisa.
Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando,
de algún paseo por los alrededores!
Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado.
"¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos,
ya me abrazaba con sus piernas de pluma,
para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia
que nos aproximaba al paraíso;
durante horas enteras nos anidábamos en una nube,
como dos ángeles, y de repente,
en tirabuzón, en hoja muerta,
el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...,
aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!
¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...
la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea,
¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?

¿Verdad que no hay diferencia sustancial
entre vivir con una vaca o con una mujer
que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender
la seducción de una mujer pedestre,
y por más empeño que ponga en concebirlo,
no me es posible ni tan siquiera imaginar
que pueda hacerse el amor más que volando.


(Oliverio Girondo) --

domingo, junio 20

follow the pàncreas

Cada vez que estornudo(ahora que los tiempos se ponen màs alèrgicos) es còmo sentir que te estàs queriendo escapar de mì. No puedo controlar ese impulso de taponarme e impedirte una huìda.
Aunque no sè si siempre estàs revolcàndote por dentro mìo, es ùnicamente la idea de saber que te esparcìs por mis pulmones de vez en cuando, en cada aliento. Es la sensaciòn de empujarte con los labios tus puertas del aliento que sin quejarse me dejan reposar largo y tendido. Es la necesidad de golpearnos tìmidamente la inocencia, dejando de lado lo que alguna vez entendimos ser.
Es que a veces es eso, cambiar no siempre termina en la deformaciòn.
Hay mucho verbo determinante, mucha sintaxis de amor en el aire, poco tiempo de olvido, extremos de enfermedad, tildes puestas en los adjetivos y besos en las mañanas escondidas que se tornan un poco màs densos con el clima.
Yo se que te asusta tener un miedo sumado y superpuesto a tantos avances, pero a veces lo que màs te grita es lo que màs te anula.
Y si a todo te digo que sì, es porque decir que no (despuès de haberlo pronunciado tantas veces antes) es enterrarme en los egoìsmos de lo que yo quiero arrastrado por lo que antes tanto me envenenò.
Menos mal que pasò todo eso ¿no?

sábado, junio 12

nunca sobra/ ni siquiera alcanza.


si es mal humor te juro que estoy intentando exprimirlo, reventarlo contra la pared y transformarlo en actividad paranormal o creativa, mientras tanto me enervo.
yo tambièn me sequè.

 
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